Suzuki Hayabusa, seis claves para entender el mito
Suzuki ha anunciado el cese de la producción de la Suzuki Hayabusa, hasta hoy sinónimo de velocidad. Pero, ¿de dónde viene su fama?
Recurso: Motociclismo.es | Carlos Domínguez | Noticias
Suzuki ha hecho oficial el adiós definitivo de uno de sus modelos más legendarios, la Suzuki Hayabusa. Este diciembre marca el punto y final de una época que ya había terminado hace años, una época de cifras, de superación y, en cierto modo, de descontrol. En 2018, muy pocos se atreverían a anunciar una moto concentrándose en una característica como la velocidad punta, ni mucho menos sacar pecho apuntando a una cifra en concreto, aunque a Kawasaki no le tembló la mano con la H2. Pero en 1999 sí, el segmento deportivo del motociclismo crecía sin parar y por delante le esperaban algunos de los mejores años de su historia.
Con recursos, una industria sana y un mercado dispuesto a comprar cualquier bestia que pusieran en el concesionario, Suzuki se puso el objetivo de construir la máquina más potente, manejable y rompedora hasta la fecha.
La meta no era, en principio, fabricar la moto de producción en serie más rápida del mundo. Eso, según comentó en 2009 su diseñador Koji Yoshiura en una entrevista con MCN, fue el resultado de todo lo anterior.
Si eres de los que vivió aquellos días a través de la prensa o en persona durante la presentación en París, puede que conozcas ya los detalles que te contamos a continuación, pero si eres, como yo, algo más joven puede que se te hayan escapado.
¿SU NOMBRE? UN GUIÑO A HONDA
No te hará falta buscar demasiado para encontrarte con este guiño de Suzuki a su competencia directa en el sector. Hasta la presentación y venta de la Hayabusa, Honda dominaba aquel sector de sport-turismo de velocidades punta de infarto con la Honda CBR 1100 XX, también conocida como Super Blackbird.
El Blackbird, o mirlo en castellano, es una de las presas del pájaro más veloz del mundo, el halcón peregrino. Éste, en caída libre, llega a superar los 300 km/h para dar caza a sus objetivos. ¿Adivinas qué significa Hayabusa en japonés? Efectivamente, halcón.
Suzuki no sólo daba caza a Honda, sino que además la dejaba bastante atrás superándola con una amplia ventaja en velocidad punta.
PROTOTIPOS A 345 KM/H
Según testimonios de los trabajadores que se vieron envueltos en las jornadas de pruebas de la Suzuki Hayabusa en las autobahnen alemanas, si querían dar con un producto pulido que pudiera circular a aquellas velocidades con plenas garantías, los prototipos tendrían que ser capaces de mucho más. Así, se desarrollaron unidades de Hayabusa que colocaban la cifra de potencia máxima mucho más allá de los 173 cv y lograban que la velocidad punta de aquellas mulas rondara los casi 350 km/h, “de serie”.
Aquellas máquinas no llegaron a ninguna parte y después de haber dado con el producto final, seguramente acabaron destruidas.
NEUMÁTICOS DESCOMPUESTOS
Fueron estos mismos testigos los que cuentan, una década después, que un año antes de la presentación mundial, muchos fabricantes de neumáticos no se atrevieron a colaborar con la “bestia”. La razón es que a aquellas velocidades, hasta entonces nunca vistas en el tacómetro de una moto de calle, algunas gomas acababan descomponiéndose y perdiendo capas. Bridgestone, al parecer, sí que se atrevió con el reto y estuvo trabajando con Suzuki para llegar a la presentación internacional en Barcelona con garantías.
LA ORIGINAL DE 1999, LA MÁS VELOZ
Ese es el dato que ha quedado para la historia. Puede que los modelos más modernos de la GSX-R1300 sean más avanzados pero ninguno de ellos, recién salidos del concesionario, podrá igualar la velocidad punta de la Suzuki Hayabusa de 1999. La razón es muy sencilla y es que a partir del año 2000, las principales casas japonesas acordaron limitar de fábrica la velocidad punta de sus máquinas a la respetable cifra de 299 km/h. Una forma cordial de acabar con aquella batalla y, de paso, calmar a una opinión pública que se echaba la manos a la cabeza al hablar de aquellas velocidades.
TENÍA QUE SER «FEA»
En la misma entrevista concedida por Koji Yoshiura durante la celebración de su primera década en el mercado, Yoshiura reconoció que el objetivo era causar impacto. Quizás hoy ya nos hayamos acostumbrados a sus formas, pero por entonces, la Hayabusa dividió a la afición entre los que la encontraban tremendamente atractiva y los que la calificaban, simplemente, de “fea”.
Lo curioso es que hoy sabemos que su diseñador quería precisamente esa reacción, consiguiendo así que el paso del tiempo no la hiciera parecer desactualizada. “Quería hacer algo grotesco, que marcara al espectador. Creí que una vez en el mercado, dejando claro su rendimiento, la gente empezaría a prestar atención aquel diseño tan raro”.
De hecho, aquellas líneas originales se han mantenido hasta la última generación, aunque con ligeras modificaciones para marca todavía más su aspecto “musculoso”.
SUZUKI HAYABUSA, GHOST RIDER & CULTURA POPULAR
Pocos años después, la Suzuki GSX-R1300 Hayabusa se había convertido en el sinónimo de velocidad. En Estados Unidos era la máquina elegida para destrozar los cronos en drag races y se empezaron a ver preparaciones con basculantes sobredimensionados y sistemas turbo que lograban aumentar la potencia máxima hasta niveles poco recomendables.
En este lado del charco, se popularizó por una serie de vídeos protagonizados por un piloto Sueco que se hacía llamar “Ghost Rider” que circulaba por las autopistas del país jugándose su vida y la del resto de usuarios. Aunque lo solía hacer sobre una GSX-R1000, fue también famosa su Suzuki Hayabusa con máscara amarilla, sin carenado y con el colín de la hermana SBK. Aquella bestia, que se dice rondaba los 500 cv gracias al sistema turbo, era una moto difícil de domar que tendía a levantarse continuamente o destrozar el neumático trasero.