Adrenalina

Probamos la versión moderna de la Brough Superior SS100

La versión moderna de la clásica Brough Superior SS 100 está a punto de entrar en producción. Hemos podido probar el prototipo definitivo y disfrutar de la suavidad de las suspensiones, la respuesta viva del motor y la radicalidad de la frenada con cuatro discos delanteros. La exclusividad del precio la hace inalcanzable para muchos, pero eso no le resta ni ápice de atractivo.

Por: SoloMoto.es | Noticias |

Es una experiencia divertida y típica­mente inglesa. La moto acelera con ganas, haciendo gala de ese tacto flexible tan propio de los bicilín­dricos. Del escape sale un rugido profundo. Yo me agacho sobre el velocímetro Smiths redondo y el depósito de gasolina con doble tapón cromado, y veo el logo de Brough Superior en la parte superior del tanque.

 

Pero no se trata de una revisión inglesa de la V-twin que salió a conquistar el asfalto desde Not­tingham desde 1919 hasta el fin de su produc­ción en 1940. Estoy a las afueras de Toulouse, en el suroeste de Francia. Ruedo sobre la nueva SS100 por carreteras flanqueadas de cam­pos de girasoles amarillos. Parece el telón de fondo al que nos tiene acostumbrados el Tour de Francia. Me voy alejando de la fábrica donde está a punto de entrar en producción esta nueva generación de Brough Superior.

Una marca recuperada

El famoso logo, el diseño básico de la moto, la configuración V-twin del motor y muchos deta­lles son claramente identificables como Brough Superior. Han pasado más de 75 años desde que la última SS100 salió de la planta de George Brough en Haydn Road. Y ahora su heredera reaparecerá en Toulouse de la mano de Mark Upham, el actual propietario de la firma Brough Superior. Gracias a él, esta mítica marca vuelve a la vida con una máquina de nombre conocido pero totalmente nueva.

Ya hace mucho que esta zona de Francia cuenta entre sus atractivos con Thierry Henriette, un diseñador genial y de talante discreto que lleva 25 años dando forma a maravillosas creaciones especiales de dos ruedas con el sello Boxer Design. Es famoso en salones de las dos ruedas de todo el mundo. Pero su diseño de más im­pacto fue sin duda el de esta SS100, presentado por primera vez en el EICMA de Milán de 2013.

Esta presentación tuvo lugar pocos meses después de que Henriette se asociara con Upham, hasta entonces distribuidor de compo­nentes para clásicas, exdistribuidor de Ducati y un entusiasta de Brough Superior que adquirió los derechos de la marca en 2008. Ahora, tres años después del debut de la SS100 en Milán (el salón fue en noviembre de 2013), ya se han probado varios prototipos de la moto y se van a construir las 60 primeras unidades. Más de la mitad ya han sido vendidas por encargo a pesar de que cuestan 50.000 euros cada una.

Atractivo y tecnología

Son muchos euros, pero basta con darle un vis­tazo a la SS100 para comprender que se trata de una montura realmente especial. Y, ade­más, es 100 % Brough Superior. Esta moderna V-twin captura la esencia de la antigua SS100 de forma brillante, comenzando por el icónico depósito alargado. Ese tanque fue el rasgo más distintivo de la moto original, hasta el punto de que el cliente más famoso de George Brough, Lawrence de Arabia, conservó el de su primera moto y lo fue montando en todas y cada una de las Superior de las que fue propietario a lo largo de su vida. Así lo hizo hasta el fatal accidente que le segó la vida en 1935, cuando rodaba con su SS100.

El depósito se corta, moldea y suelda a mano en las instalaciones de Brough en Toulouse. Reposa sobre un motor bicilíndrico en V de 997 c.c. refrigerado por líquido. Los cilindros están calados a lo que parecen 90 grados pero son en realidad 88 (“No quería copiar a Ducati”, dice Henriette) y son de color negro. Contrastan con las tapas, que son de aleación pulida.

Se ve muy poco bastidor: solo un estrecho tubo de alumi­nio que se alza a ambos lados de la moto desde una sección curvada y pulida para sostener el asiento monoplaza. Tanto estos tubos como el subchasis frontal –también de aluminio– son estructuras ligeras atornilladas al motor, y este tiene función estructural.

Los elementos del chasis más llamativos para la vista los encontramos en el área frontal. La suspensión delantera prescinde de la horquilla telescópica en favor de una horquilla tipo Fior, denominada así porque fue creación de otro destacado ingeniero francés del mundo de las dos ruedas: Claude Fior. Con esa estética de suspensión por paralelogramos, la Brough adopta un aire clásico que se ve realzado por las llantas de radios de 18”, forjadas en alumi­nio. También contribuye al conjunto el freno delantero, no con dos, sino con cuatro discos de 230 mm mordidos por pinzas Beringer de cuatro pistones. El reducido diámetro de los discos recuerda a los antiguos frenos de tambor.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.