Honda CX 500 Turbo, ¿adelantada a su época… o moto ilógica?
Recurso: SoloMoto.es | Jordi Aymamí | Noticias
La marca del ala dorada nos pilló a todos por sorpresa cuando en 1982 presentó su Honda CX 500 Turbo, que, efectivamente, tomaba prestado el relativamente tranquilo bicicilíndrico en V transversal (como en una Guzzi, vamos) de su CX 500, que entregaba 50 CV, y le incorporó un turbocompresor, un elemento que empezaba a ser común en los automóviles deportivos de la época, pero inédito en el mundo de las motos de serie hasta la fecha.
Con el turbo girando a 200.000 rpm el bicilíndrico aumentaba su potencia en un considerable 60%, llegando a unos destacables 82 CV y un par de 8 kgm nada menos. Con un peso en seco de algo más de 200 kg, la CX 500 Turbo aceleraba mejor que algunas 1000 de la época.
Desde luego, el motor debió reforzarse para soportar la mayor potencia y todo el conjunto ser vistió adecuadamente, con una futurista carrocería y unas preciosas llantas Comstar doradas. En cada uno de sus dos escapes se podía leer claramente la palabra Turbo.
Muy pronto la competencia se sumó a la moda Turbo y Suzuki (XN85), Yamaha (XJ650LJ Seca Turbo) y Kawasaki (GPZ 750 Turbo) se sumaron a la fiesta, esta última, con la de mayor cilindrada y potencia (112 CV).
Honda reaccionó y creó la CX 650 Turbo, pero la tecnología de aquella época no era la de ahora: el turbo tenía un desfase en la entrega de potencia difícil de gestionar, la moto era cara de fabricar y la parte ciclo no estaba a la altura de la potencia. Tan solo dos años después de la primera CX 500 Turbo, en 1984 se dejaron de fabricar las 650 Turbo. Kawasaki resistió dos años más antes de desaparecer…